lunes, 7 de diciembre de 2009

Perera ganó el Escapulario de Oro

(elcomercio.com.pe/F. Golfredo Rojas.). Acabó la Feria del Señor de los Milagros con un lleno en la plaza, en tarde soleada pero ventosa y con la expectación de ver a José Tomás, que si bien no defraudó dejó su cartel intacto y con deseos de volverlo a ver. No pudo salir triunfante, porque pinchó sus dos toros. Mientras que Miguel Ángel Perera cortó dos orejas, una en cada toro, la segunda puede ser que excesiva, y salió a hombros, mientras que el tercer alternante, Finito de Córdoba, se justificó en su primero y le cortó la oreja.

Cinco toros fueron de Roberto Puga y uno de Montegrande, el que hizo sexto. Todos estuvieron bien presentados, que es el esmero del ganadero, pero bajos de raza. Los toreros estuvieron por encima de ellos. Característica de este hierro es que no hacen una brillante pelea con los montados, pero se dejan en la muleta.

A las 3:30 en punto sonó el clarín y aparecieron en la puerta de cuadrillas Juan Serrano, Finito de Córdoba, de fucsia y azabache; José Tomás, de rosa y oro, y Miguel Ángel Perera, de verde botella y oro.

VETERANO CON CLASE
Es Finito de Córdoba, que se sale a los medios para lancear sin apreturas a su primero. El morlaco huye y lo sujeta por fin en los medios. Empieza toreando al natural y algo le gritan y dice “cállate ya”, que la plaza ríe. Buenos son los derechazos y vuelve a torear al natural citando con la pierna de salida adelante o de frente. Termina con trincherillas, pases del desprecio, una variada faena. Se hace un silencio de Lima cuando se perfila y en la suerte contraria receta una estocada entera, entrando bien, y corta la primera oreja de la tarde.

Nada con el capote al cuarto, al que tampoco bregó para ponerlo al caballo. El burel clava los pitones en la arena al salir del picotazo en el caballo. Sale muy quebrantado. Mendiola se desmontera al lucirse con los palos. Le da sitio y la faena transcurre con muletazos de uno en uno por los dos pitones, perdiendo pasos entre cada pase, cosa que hace reiteradamente y con poco lucimiento en larga faena. El animal escarba y echa la cara al suelo. Pincha yéndose, otro pinchazo y estocada trasera.

SE JUSTIFICÓ
Grande fue la ovación con la que el público recibió al maestro José Tomás, que recibió a su primero lanceando doblando la rodilla y con verónicas de bella factura. El bicho está pronto y codicioso. Chicuelinas en el quite, en la primera el astado se vino de largo y otras sin moverse. Brinda al público y en el primer estatuario hace el llamado “puente trágico”, pues casi se lo lleva el burel, luego los da sin moverse y molinete. Parece que ahogara las embestidas del toro, que era pronto, pero este va a menos y termina quedado. Hay un pase de las flores y un molinete invertido. El toro embiste rebrincado y a veces se para en mitad del viaje que aguanta impertérrito el espada. Cierra con manoletinas ceñidas y abaniqueo por la cara. Lo mató de dos pinchazos y estocada honda. Salió al tercio a recibir la ovación.

Al quinto, que empezó con un sensacional ramillete de mecidas verónicas, al menos ocho o diez, perdimos la cuenta. Remató ya en los medios con la media verónica y revolera. Delantales ceñidos y larga cordobesa de remate, en el quite todo entre ovaciones. También Denis Castillo se desmontera al banderillear: es bueno con el capote y las banderillas. Tantea con la muleta por alto y hay otro silencio de Lima. Entre las tandas deja reposar al animal, son varias series, algún muletazo sale enganchado. De tanto arrimarse la taleguilla está tinta en sangre. Afarolado y de pecho sensacionales, luego ya el péndulo entre los pitones, con el público de pie. Pinchazo, aviso, otro pinchazo, estocada, y tres descabellos.

OTRA DIMENSION
Su primero se rompió el pitón al rematar en el burladero y fue cambiado antirreglamentariamente, pues el hecho sucedió durante la lidia. Nada con el capote a su primero. En el quite, Miguel Ángel Perera cita en los medios y las tafalleras son sin moverse. Brinda al público y hay dos por alto sin moverse, se va el toro y hay más en el mismo sitio. Luego, el coleta entra en otra dimensión: ya no es el torero que dejaba pasar los toros en pases cambiados, pero bajaba su dimensión al torear por bajo y volvía a levantar al público en el arrimón final. Las series por abajo con las dos manos tienen usía y buen toreo, pases largos, mandones, templados, quizás con el pero de ser cortas, no más de tres y el remate. Luego de demostrar que toreando por abajo también es muy buen torero, viene el arrimón de siempre. Estoconazo y le gritan “torero, torero”, pero el toro no cae, tiene una larga agonía. ¿Para cuándo el descabello? Le conceden una oreja.

Al sexto, que se emplaza, lo recibe con verónicas y luego la media verónica. Cita en los medios, luego vienen las chicuelinas del quite y hay una tafallera cambiando el viaje del astado y revolera. Brinda otra vez al público. El toro no acude al cite de largo, al fin —más corta la distancia— hace el cambio por la espalda. Hay otro silencio de Lima y dos más cambiados por la espalda y una dosantina en los medios. Las series por abajo son cortas pero intensas, no se acopla al natural con un toro quedado que busca el abrigo de las tablas y se raja con marcada querencia a tablas, desarme, aviso y estocada trasera de la que dobla el bicho y cae otra oreja, quizá un poco benevolente.

Al cierre de la edición nos informan que Miguel Ángel Perera ha ganado el Escapulario de Oro de la Feria del Señor de los Milagros, mientras que el Escapulario de Plata al mejor toro fue declarado desierto.

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